viernes, 30 de noviembre de 2007

amores infieles...

Eran una de esas parejas en las que todos creen, por las que todos apuestan... Al conocerlos, parecía que no podría existir un tiempo en que estuvieran separados...

Al escucharlos, parecía que no recordaban época alguna en el pasado, donde no hubiesen estado juntos. Las anécdotas, los chascarros, como juntos habían soportado el paso del tiempo, el polvo, las mareas...

Eran como esas antiguas parejas de Hollywood, que en pantalla tenían una relación envidiable y aplaudible... Pero que en el fondo eran sólo apariencias...

No era fácil explicar como surgió la infidelidad, al principio fue tan sólo un tema de cercanía, esos encuentros casuales, cada uno con su pareja, pero con un sentimiento de soledad en el corazón, que los invitaba a cruzar miradas...

Luego se volvieron un poco más audaces, aprovechando cualquier oportunidad de darle la espalda a su pareja y encontrarse e incluso rozarse... ese rozar erótico, que tiene una leve componente de ingenuidad y una gran carga pasional que se transmite eléctricamente entre las pocas células que entran en contacto...

Siguieron las largas conversaciones, esas cargadas de historia, del yo, de sueños y esperanzas, esas que forjan las relaciones más sólidas o las más dramáticas... Y se conocieron mutuamente, más allá de lo que nunca se habrían podido conocer...

Por supuesto, una relación así, no pasa inadvertida.. ni a los vecinos, ni a los amigos, ni siquiera a los más despistados pasando por la calle... Ni a los inocentes que aún podrían creen en eso de "hasta que la muerte los separe"... Cada uno de ellos vivió su propia experiencia de encarar a sus parejas...

Uno vivió la indiferencia, el no decir ni reconocer, aún cuando explícitamente se dijera... La respuesta, fría, de esas que nacen de un alma congelada por la traición, era un mutis y "aquí no ha pasado nada", aunque ello le doliera a ambos como puñal, o quizá precisamente por eso...

Pero para el otro, él de nuestra pareja de película, la situación fue diferente.. "hay que conservar las apariencias"... "hasta a misa vamos a ir juntos"... "nos conocen políticos importantes"... "me niego a ser la víctima de una traición, así que no se lo vas a decir a nadie"... Al igual que tantas parejas del Hollywood de antaño, el engaño sería el pan de cada día.

Así siguió la historia, por algún tiempo, los amantes sólo tuvieron opción de encuentros fugaces, tan apasionados como dolorosos, atrapados en una vorágine marcada por el respeto a las apriencias y el acallar de los dictados del corazón.

¿quién puede sobrevivir así?

Al final, hubo una rebelión... ¿qué me importan los demás? ¿por qué no puedo reconocer mi amor? ¿es más importante un compromiso roto, que una verdad que me marca a fuego?

Los acontecimientos de esa mañana, fueron fríamente calculados. Como Alejandro, la decisión de quemar las naves, estaba tomada y de común acuerdo sería ejecutada...

Sin aviso, y sin pudor o vergüenza, saldrían juntos y reconocerían su amor ante todos...

A fin de cuentas, sólo eran los zapatos de la ministra.

1 comentario:

LiRio dijo...

E
X
C
E
L
E
N
T
E


Me encantan tus cuentos, creo que son excelente...
y mientras te leo, menos me gusta como escribo :S


BSOTE